¿Fue, quizás, Cleopatra, la inventora de los cruceros? ¿Y fue el barco donde ella se paseaba por las azules aguas del Nilo el primer crucero de la historia?.
La teoría no resulta muy verosímil que digamos, pero está en consonancia con el halo de sensual romanticismo que envuelve la leyenda de la hermosa y enigmática soberana de Egipto. Algunos historiadores consideran que los primeros viajes marítimos de placer fueron los que emprendían los romanos por Capri, Ischia y otras islas cercanas a la bahía de Nápoles, aunque también se ha difundido la creencia de que los pioneros de los cruceros fueron los ricos empresarios holandeses que en el siglo XVI organizaban viajes por las frías aguas del Mar del Norte. Los italianos, para no quedarse atrás, aseguran que fueron los Medici de Florencia y los Digo de Venecia, con sus cruceros por el Tirreno y el Adriático, los iniciadores de estos viajes de placer.
Más creíbles son las teorías que sitúan en Inglaterra el comienzo de la era de los cruceros. Según ellas, el primer viaje tuvo lugar en 1835. Ese año, el periódico Shettland Journal publicó un anuncio publicitario que ofrecía un viaje en barco por Escocia, Islandia y las Islas Feroe. Otra versión sitúa el comienzo de la historia de los cruceros en 1844, cuando la English Shipping Company de Londres organizó el primer viaje turístico por el Mediterráneo con el barco de madera Lady Mary Wood, que pesaba 553 toneladas y era impulsado por vapor y ruedas.
El ejemplo de estos pioneros fue seguido por otros empresarios ingleses, como Samuel Cunard, conocido como “el príncipe de los Océanos”, quien ganó en 1839 una licitación para transportar pasajeros en un barco de correos y Thomas Cook, considerado por tirios y troyanos como el inventor de los viajes de placer para grupos, tal como los conocemos hoy
Los primeros cruceros por el Caribe
Ya en 1930, los viajes de cruceros empezaron a ser considerados como una “revolución social”. Una forma alternativa de disfrutar de ciertas comodidades y privilegios que no eran posibles en tierra pero sí en aguas internacionales, donde no existía ningún tipo de restricción para los viajeros. Las navieras decidieron construir y dar al servicio barcos más grandes y lujosos, equipados con todo lo que se desea y se necesita. “Ciudades flotantes”, se los llamó.
Entre las compañías de mayor prestigio en esa época se cuenta la Holland América, que realizó el primer crucero por el Caribe en 1926, a bordo del barco Veendam. Quince años más tarde, esa compañía ofrecía treinta y seis cruceros vacacionales por aguas caribeñas.
Hoy, quien desee emprender un viaje de recreo en un crucero, saliendo y finalizando en Cartagena, puede encontrar en cualquier agencia de viajes, el plan que mejor se ajuste a sus necesidades. O husmear en internet, donde se ofrecen paquetes familiares a precios razonables, que incluyen, si se desea, la asesoría de un experto para elegir el barco, la ruta y hasta el camarote y para conocer todo cuanto se puede hacer en los puertos donde atraca la embarcación.
En Colombia, el costo de un crucero por el Caribe, que suele durar unos siete días, es, en promedio, de unos tres millones de pesos por persona. Y la mejor forma de obtener los precios más convenientes es, como en el caso de los viajes aéreos, planificando las vacaciones con varios meses de anticipación.
El concepto básico de los viajes de crucero es el mismo de los tiempos de los pioneros ingleses. Sin embargo, lo que antes era un placer al que sólo tenían acceso personas de alto poder adquisitivo, hoy está al alcance de muchas familias de clase media.
El auge de los cruceros se inició en 1960. Hacia el final de esa década, había unas cien compañías de pasajeros que viajaban por los mares del mundo. Pero a partir de 1970, el crecimiento de este sector se tornó imparable. La tendencia actual son los barcos de gran envergadura con instalaciones y prestaciones excepcionales que van desde salones de spa hasta cocina de autor. Algunos, más refinados y exclusivos, cuentan incluso con canchas de golf.
Actualmente se calcula en unos dieciséis millones el número de personas que programan sus vacaciones a bordo de un crucero. Con un incremento anual del 8.5% en los últimos veinte años, los viajes de cruceros representan el sector de más rápido crecimiento de la industria turística internacional. Se afirma que esta actividad aporta unos dos mil millones de dólares anuales a las economías del Caribe, convertido ya en el principal destino mundial de este tipo de viajes de placer.